Ver libro
Por fin es miércoles y además hemos estrenado mes, uno con muuuchas cosas buenas, como las vacaciones de Semana Santa y... el Día del Libro, el día 23. Me encanta porque ese día todo el mundo va por la calle con una flor en la mano, y en la otra un libro. La flor debe de ser por si les entra hambre, como a mi ¡bzzzz!
Esta semana he estado aprendiendo mucho sobre algo que me encanta, aunque mi mamá no quiere que diga en voz alta. Así que lo voy a susurrar: la caca. Esta simpática y divertida historia ha sido escrita por Valeria Kiselova e ilustrada por Mamen Marcén, editada por Jaguar, y titulada "¿Quién se ha llevado mi caca?".
He vuelto a estar con Ogrito, el protagonista de "El moco más rico del mundo", un ogro muy peculiar al que le encantaba cultivar frutas y verduras en su huerta, y que tenía como amigo a su caballo Tornado con el que pasaba muchas horas. Además, usaba su caca como abono para las plantas, porque era el mejor que conocía. Sin embargo, una mañana cuando fue al establo a recoger la caca de Tornado, descubrió que alguien se la había llevado por la noche.
Empezó sus pesquisas y fue a visitar a los duendes, porque para que los diamantes, zafiros y rubíes puedan crecer en las cuevas hay que esparcir estiércol. Pero los duendes dijeron que no lo tenían. Fue a ver al Dragón, pero resultó que solo usaba caca de murciélago porque se adhiere mejor a las paredes. Las brujas le dijeron que estaba de moda usar caca de unicornio, y no de caballo. La sirena le confesó que ella usaba caca pero de los caballitos de mar, y para peinarse (puaj)...
Así que a Ogrito solo se le ocurrió disfrazarse para intentar pillar al ladrón la noche siguiente. Y tras estar sin dormir buscando el mejor sitio desde donde espiar, descubrió por fin a las cinco de la mañana a... los escarabajos peloteros. Le explicaron que no querían robar, pero que necesitaban la caca para hacer bolas, empujarlas y hacer carreras con ellas. Ogrito les dijo que no necesitaban robar, que podían pedirle cada vez que necesitaran. Y así invitaron a Ogrito y a Tornado a ver las pruebas de 100 metros lisos que hacían los escarabajos, donde comieron palomitas de moscas y batidos de babas de musaraña.
Me ha encantado la generosidad de Ogrito, tan bien dispuesto a compartir la caca de su caballo. Y es que las cosas que para unos son una caca, para otros son un auténtico tesoro. Ahora me voy a lavar bien las manos y el aguijón, que nunca se sabe...
¡¡Hasta la zzzzemana que viene!!
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